El alambre como material lo comencé a usar por un impulso a querer quebrar un proceso académico y poder soltar mi mano y mi mente para alejarlo de la copia. El alambre modifica la imagen exacta que tengo en mi cabeza, me permite errar y no solo me posibilita estructurar o planificar sino que también es un material que va transformando las ideas en el andar debido a sus mil maneras de modelarse y de adaptarse. Relaciono íntimamente este material con la imagen del árbol; ambos me traen a la vivencia de un tiempo presente y me acercan a esa naturalidad que uno posee de niño que al crecer muchas veces se olvida. A su vez es un material que me permite modificar la obra a lo largo de los años, mis obras no son creadas para ser terminadas sino que, como el árbol, van mutando con el pasar del tiempo.